miércoles, 8 de agosto de 2007

La pobre Educacion ...

Cuando hablamos de pobreza relacionamos este concepto con otros como el de exclusión, vulnerabilidad, marginación y muchas veces con delincuencia. Pero si nos remitimos al diccionario nos dice que pobreza es “estado del que carece de lo necesario para vivir, falta, escasez”, y otros significados como “pobreza de espíritu, de vocabulario, de sentimientos, etc.”, también se relaciona con las palabras: estrechez, indigencia, inopia, miseria, penuria, privación, etc. Todos estos términos son fuertes a la hora de relacionarlo con la educación, pero lo cierto es que hoy están íntimamente ligados. Cuando decimos educación también decimos escuela y estas están preparadas para la formación pedagógica y, en los últimos anos, se hicieron cargo de las situaciones sociales y afectivas de sus alumnos. Lo que antes representaba un segundo hogar para los chicos, paso a ser el primero porque ahí encuentran aquello que en la casa, por tener la familia en situación de pobreza, perdieron.
Muchos programas sociales (alimenticios, becas de dinero, útiles escolares y de vestimenta) están en las escuelas conviviendo con propuestas pedagógicas, proyectos de retención para bajar índice de abandono y reticencia, etc. y parece ser que esta unión es cada vez mas fuerte y necesaria.
Ahora bien la escuela sigue siendo un agente que puede contribuir al progreso social, económico y cultural, es la fuente fundamental para el desarrollo de la persona y el eje de la ruptura del “circulo vicioso entre la pobreza y la ignorancia”. Hubo procesos de globalización que implicaron cambios en el ámbito cultural, económico y financiero que determinaron transformaciones y desequilibrios que impactaron significativamente en el mundo del empleo y del trabajo y que llevaron a gran parte de la población al estado de pobreza. El avance tecnológico y científico y la incorporación de estos conocimientos al sistema educativo cambiaron las reglas de juego en la producción de muchos productos que hay en la sociedad y en la prestación de servicios. Sin embargo la escuela y el sistema educativo no cambian tan rápido, por eso, con la implementación de la Ley Federal de Educación, existió un gran movimiento de reformulación de lo que la escuela brinda para ayudar a los jóvenes a insertarse en el mundo laboral, pero dichas intenciones teóricas allí plasmadas nunca tuvieron el efecto concreto en la realidad social. La nueva Ley Nacional de Educación también es ambiciosa en este punto pero las políticas educativas y los recursos necesarios que deben llevar a la practica estas palabras a veces no llegan. Volvemos a los pobres, a los marginados, a los excluidos, ¿quien se ocupa de ellos? Sabemos que los sectores más desfavorecidos reciben los servicios mas desfavorecidos, con peores infraestructuras, sin libros, sin recursos, sin tecnología y algunas veces sin docentes capacitados y comprometidos.
La marginalidad social constituye un fenómeno de análisis que va mas allá del educativo, por que justamente estos niños y jóvenes que no pueden acceder al sistema educativo quedan al margen de la posibilidad de inserción y continúan en un estado de vulnerabilidad social que en la mayoría de los casos los lleva a la delincuencia. Ahora bien debemos entender que a estos jóvenes sin posibilidades materiales y de capacitación la vida les presenta otra situación de desventaja, la falta de trabajo. Ellos tienen necesidad de trabajar y el mundo productivo les exige determinadas capacidades que no han podido lograr. Con este panorama podemos adelantar que estos jóvenes no tendrán una salida laboral. Por eso es importante que mucho antes de llegar al final de la adolescencia los jóvenes puedan insertarse en la escuela como un modo de acceder a la capacitación necesaria para conformar ese “paracaídas” que le permita no caer tan abajo en la escala social. La Ley de Educación Técnica incorpora herramientas que pueden permitir una capacitación para que estos jóvenes obtengan las competencias necesarias que el mercado demanda, pero no olvidemos que las escuelas técnicas deben resurgir desde las cenizas en que las dejo la Ley Federal de Educación de los 90.
Por ultimo debemos tener la esperanza del rol que debe ocupar la educación en este proceso de inclusión social de los jóvenes y su relación en el mundo laboral. Las tecnologías irán cambiando y superando las actuales, de modo que siempre habrá que actualizarse si quiere dar mejores respuestas, pero la capacitación recibida en la escuela debe constituir para los jóvenes un capital atemporal desarrollando una base sólida y garantía para su potencial y empleabilidad, siempre fomentando una formación integral desde su rol de persona y futuro ciudadano. La trascendencia de este aprendizaje al ámbito laboral deberá garantizar la posibilidad de que el joven, independientemente de los saberes, pueda sostener el trabajo, ya que estudios recientes han demostrado que es mas dificultoso mantener el trabajo que conseguirlo.Pareciera entonces que la pobre educación tiene una gran la responsabilidad